
Una historia sobre el desamparo y la soledad, pero tambien sobre el derecho a la dignidad que todo ser humano debería tener hasta el final de sus días.
El largometraje de animación, dirigido a un público adulto, está basado en el cómic homónimo de Paco Roca, galardonado con el Premio Nacional de Cómic 2008. Narra las vicisitudes de Emilio, el jubilado que llega al geriátrico en la primera fase de la enfermedad de Alzheimer, y de Miguel, su compañero de habitación. Juntos idean un disparatado plan para intentar que los médicos no detecten el progresivo deterioro cognitivo de Emilio, con el fin de evitar que lo trasladen a la temida planta superior de la residencia, reservada a los ancianos que ni siquiera recuerdan su propio nombre.
La película del director Ignacio Ferreras es, en mi opinión, una estupenda adaptación de la obra gráfica de Paco Roca, que consigue no desaprovechar las muchas posibilidades que tiene para hacernos reír a pesar de ser una tremenda historia dramática. Por ello resulta tan próxima y emocionante que desde las primeras imágenes reconocemos auténticos personajes humanos aunque solo se muestren como dibujos animados.