Según un pequeño estudio piloto publicado en la edición digital de Lancet Oncol 2013, el cambio en el estilo de vida, principalmente en la alimentación, el ejercicio físico, el control del estrés y una buena relación social, puede dar lugar a telómeros más largos, las partes de los cromosomas relacionadas con el envejecimiento.
Los telómeros son estructuras especializadas situadas en los extremos de los cromosomas, que los protegen de posibles fusiones y de su degradación, con lo que se garantiza la estabilidad de los cromosomas y viabilidad de las células;a medida que se hacen más cortos y conforme su integridad estructural se debilita, las células envejecen y mueren más rápido.
En los últimos años los telómeros más cortos se han asociado con una amplia gama de enfermedades relacionadas con el envejecimiento,como es la enfermedad de Alzheimer, tal y como ya indicaba en 2012 Lawrence S.Honig en la revista Archives of Neurology.
"Nuestros genes y nuestros telómeros, no marcan necesariamente nuestro destino", asegura ahora el autor principal del trabajo publicado en Lancet, Dean Ornish, fundador y presidente del Instituto de Investigación de Medicina Preventiva de Sausalito en California y miembro de la Academia de Medicina de California.
Durante cinco años,el equipo de de Dean Ornish realizo un seguimiento a 35 hombres con cáncer de próstata localizado, en fase inicial, para observar la relación entre los cambios integrales de estilo de vida y la longitud de los telómeros y la actividad de la telomerasa. Todos ellos estaban bajo vigilancia activa, que consiste en seguir de cerca la patología de un paciente a través de la detección y la biopsia.
Diez de los pacientes llevaron a cabo cambios de estilo de vida: dieta basada en vegetales (rica en frutas, verduras y cereales no refinados y baja en grasas y carbohidratos refinados), ejercicio moderado (caminar 30 minutos al día, seis días a la semana), reducción del estrés (práctica de yoga suave basado en estiramientos, respiración y meditación), además de participar en un grupo de apoyo semanal. Los otros 25 participantes del estudio no modificaron sus hábitos de vida.
Al final del estudio de cinco años, el grupo que realizó los cambios de estilo de vida experimentó un aumento significativo en la longitud de los telómeros de aproximadamente un 10 por ciento. Por el contrario, los hombres del grupo de control tenían una longitud de los telómeros casi un 3 por ciento más corta.
Para Peter R. Carroll, coautor del estudio "El acortamiento de los telómeros aumenta el riesgo de una amplia variedad de enfermedades crónicas, creemos pues que el aumento de longitud de los telómeros puede ayudar a prevenir estas enfermedades e incluso prolongar la vida pero este hallazgo tiene que ser confirmado por estudios más amplios".
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